top of page

Abrir la puerta a Dios

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Actualizado: 12 jun 2019

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis 3:20).

El único lugar en donde nuestra mente puede obtener descanso, a pesar de encontrarse fatigada y agobiada por las cargas de la vida, es en el Señor. Podemos recobrar la paz y el descanso solamente al encontrarnos con Dios. No obstante, existe un primer paso que debemos dar con la finalidad de poder ir a ese lugar. Este primer paso consiste en abrir la puerta del corazón a Jesucristo, quien fue entregado en la cruz por todos nosotros.

A este primer paso yo lo llamo: “Abrir la puerta a Dios”. ¿Qué quiero decir con esto? Yo siempre predico que Dios es soberano y Todopoderoso. Entonces, ¿puede alguien resistirse a Él? ¿Puede alguien decirle que NO? ¿Qué significa entonces abrir la puerta a Dios? Cuando hablo de abrir la puerta de nuestra vida al Señor me refiero a que Dios, siendo Soberano, no nos obliga ni nos violenta, sino que nos da a elegir.

El concepto de abrir la puerta a Dios está en Apocalipsis 3:20. Dice claramente que Dios llama a la puerta de nuestra vida: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. El acto de abrirnos delante de Dios es al acto de entrega absoluta y una compromiso verdadero. Si creemos en Cristo, ya hemos abierto la puerta de nuestra vida a Dios y entonces somos reconciliados con Él. Solo bajo estas condiciones podemos tener verdadera paz y verdadero descanso e ir al lugar de encuentro con Él.

En lo personal, me gusta recibir a mis amigos en casa. Comer juntos, reír, platicar, incluso llorar, me parece una tesoro y una riqueza incalculable. Abrir la puerta de nuestro hogar a alguien, para que entre y esté con nosotros, significa que confiamos en esa persona. Significa que le estamos dando un lugar cercano. Significa también nos ponemos a su disposición.

Abrir la puerta de nuestra vida a Dios es mucho más que todo esto. Dios no es solamente nuestro amigo o un visitante. Él es el Señor. Y no hay una compañía mejor que la suya. Cuando él entra en nuestras vidas un asombroso cambio tiene lugar.

Muy a menudo, escuchamos personas decir que están cerca de Dios, que oran, incluso personas que dicen amar a Dios. No obstante, sus vidas reflejan intranquilidad, ansiedad, egoísmo y resentimiento, debido a que sus corazones, aunque puede que estén abiertos a la religión o a la tradición, no están abiertos a Dios. Pero cuando de verdad hemos abierto la puerta de nuestra vida a Dios todo nuestro ser es renovado para vivir en una nueva dimensión de fe.

¿Pueden prevalecer la ansiedad, el resentimiento, el egoísmo y la desesperación en aquellos que han abierto sus vidas al Señor? Apocalipsis 3:20 dice claramente que Dios entra a la vida de tal persona para cenar con ella. Esto representa una comunión cercana, un amor genuino y una provisión continua. Comunión porque ya no hay distanciamiento entre Dios y esta persona. Amor genuino porque Dios ahuyenta el temor. Y provisión porque Dios sirve la mesa de bendiciones, milagros y favores.

Una de las características de aquellas personas que tienen su relación con el Señor restaurada, es que tienen una mente centrada hacia Dios. Además, llevan una vida de oración diaria y viven en santidad. De manera que pueden ver a Dios aun en medio de la aflicción y la adversidad. Los han abierto la puerta a Dios también mantienen armonía con el prójimo, y por consiguiente, experimentan la revelación de Dios.

Así como podemos ver que la luz resplandece en medio de una noche muy oscura, podemos ver a Dios y podemos disfrutar de su paz y reposo, si tan solo le abrimos la puerta de nuestra vida. Esta bendición solo puede ser heredada por aquellos que se han reconciliado con Dios mediante Jesucristo.

Otra manera de decir que hemos abierto la puerta de nuestra vida a Dios y le hemos recibido para cenar con Él en comunión y amor, es decir que nos hemos rendido y entregado a Él. Un pastor dijo: “Para estar de pie ante la adversidad, hay que estar de rodillas ante Dios”. Es decir, en la vida cristiana, para vencer sobre la desesperación, primero hay que rendirse a Dios.

Solo aquellos que guarden su corazón en obediencia a Dios podrán experimentar los milagros y las respuestas de Dios en su vida personal. Le invito el día de hoy, si usted está escuchando que Dios llama a su vida, abra la puerta. Dé la bienvenida a Dios. Entonces, Él entrará y cenará con usted un banquete de comunión, amor y provisión.

Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!

70 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Adorar en verdad

Comments


bottom of page