"Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad." (Filipenses 2:13)
A lo largo de la Biblia, Dios habló a los suyos, les reveló el camino que debían seguir y les dió consuelo por medio de su instrucción. De modo que, una característica principal de los que son parte del pueblo de Dios es que pueden escuchar Su voz.
Sin embargo, tenemos que hacer una aclaración en este punto al respecto de la voz de Dios. Es importante aclarar que el Señor ya ha terminado de revelar Su voluntad. La revelación de Dios sobre Su carácter, Su obra de Salvación y Sus promesas ya está terminada.
En este sentido, Dios no está revelando cosas nuevas. Apocalipsis 22:19 dice lo siguiente: “Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”.
Debemos evitar radicalmente la influencia de aquellos que afirman estar recibiendo nuevas revelaciones de parte de Dios. Y debemos apartarnos de aquellos que añaden a las cosas que el Señor reveló en las Escrituras.
En cuanto a la revelación terminada de Dios, que es la Biblia, Pablo nos advierte que si seguimos estas “nuevas revelaciones”, aparecerán toda clase de males en nuestro camino.
1 Timoteo 6:3-4 dice: “3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras”. De modo que, debemos cuidarnos de no añadir nada más a la revelación de Dios.
Por otro lado, hoy en día el Señor sigue dándonos instrucciones y guía en nuestras vidas personales. Es decir, el Señor nos sigue otorgando sabiduría en lo referente a las situaciones que tenemos que enfrentar.
Todas las personas sin excepción llegan a encontrarse en un momento determinado en el que tienen que tomar una decisión importante. Con quién voy a casarme, qué carrera voy a estudiar, en dónde voy a vivir, debo invertir o no en este negocio; todas estas son situaciones que no pueden tomarse a la ligera.
En esos momentos necesitamos la sabiduría de Dios que viene por escuchar su voz hablando a nuestra vida personal.
Si nos proponemos ser personas que están atentas a la voz de Dios, podremos lograr grandes cosas y Dios será glorificado. No obstante, si fallamos en este aspecto tan importante, habremos fallado en todo.
He conocido personas que, por no detenerse a buscar la sabiduría de Dios, sino que avanzaron basándose en sus sentimientos e ideas egoístas, se hicieron mucho daño y arruinaron sus vidas.
En cierta ocasión, atendí a una mujer que había sido abandonada por su esposo. Ella aún lo amaba, pero el hombre se había vuelto frío e indiferente hacia ella.
Yo le animé a orar y esperar un milagro de Dios. Por un par de meses ella estuvo orando y confiando en el Señor. Sin embargo, en un momento determinado su esposo le pidió finalmente el divorcio.
Ella se desanimó de tal forma que abandonó la oración y la fe. Por más que le rogué que esperara y fuera paciente, no quiso escucharme.
Más tarde, comenzó a caer en el alcoholismo y empezó a llevar una vida inmoral, rodando de una pareja a otra. Al final, se fue a vivir con otro hombre que resultó ser un alcohólico también y un golpeador y abusador.
Tiempo después, volví a encontrarme con ella. Cuando la vi me costó reconocerla porque estaba demacrada y acabada por el alcohol. Además, estaba golpeada.
Ella se acercó a mí y me dijo: “Pastor, ¿me recuerda?” Yo le dije: “Claro que sí”. Y ella prosiguió contándome su desgracia: “Pastor, me arrepiento de no haber esperado en Dios. Míreme ahora, soy un desastre. He perdido todo, hasta la poca dignidad que me quedaba”.
Sinceramente, después de escucharla me dolió el corazón. ¿Cuántas vidas se han destruído por no esperar en Dios y no seguir su voz? Esta es la razón por la que no dejo de repetir que el éxito y el fracaso, la felicidad y la infelicidad dependen directamente de si escuchamos la voz de Dios y la obedecemos.
La pregunta que nos atiende el día de hoy es ¿cómo podemos escuchar la voz de Dios? Quiero comenzar a responder esta pregunta con lo siguiente. Al igual que un cajero de banco es capaz de distinguir entre un billete falso y uno verdadero debido a su experiencia manejando dinero, también nosotros, si permanecemos en Dios y meditamos cuidadosamente La Palabra, podremos discernir la voz de Dios.
Esto es así porque, en primer lugar, la voz de Dios para nuestra vida, la sabiduría que necesitamos frente a las diversas situaciones de la vida, proviene de La Palabra. Podemos decir que la voz del Espíritu Santo resuena como las palabras de la Biblia.
Cualquier cosa que sea la voluntad de Dios para nosotros siempre estará en consonancia con La Palabra. Dios jamás nos pedirá algo que contradice lo que Él mismo ha revelado. Esto se debe a que no hay contradicción en Dios.
En segundo lugar, debemos poner una especial atención a los deseos que Dios pone en nuestro corazón. Filipenses 2:13 dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
¿Cómo sé que un sentimiento o un deseo provienen de Dios? En lo personal, cuando Dios me da un deseo, primero lo pongo en oración, después de haberlo pasado por el filtro de La Palabra.
Siempre sucede lo mismo. Cuando un deseo no proviene de Dios tiende a marchitarse y a desvanecerse mientras más oro.
No debemos aceptar como válidos todos los sentimientos y deseos que vienen a nuestro corazón. Algunos provienen de la carne y otros de la tentación del diablo. Sin embargo, si los ponemos delante de Dios y oramos por un tiempo, veremos si esos deseos prevalecen o se desvanecen.
En ocasiones, Dios siembra en nosotros deseos de empezar un proyecto, hablar con una persona, ir a algún lugar u orar por algo. Antes de comenzar tenemos que orar y esperar en Dios. Si el deseo prevalece y se hace más claro, puede que sea la voluntad de Dios para nosotros.
Sin embargo, hay un tercer paso que tenemos que dar. Este consiste en tener la paz de Dios en nuestros corazones. Para que podamos distinguir la voz de Dios, es importante verificar si hay paz en nuestro interior.
Porque cuando algo no proviene de Dios, el asunto nos hará sentir intranquilos y ansiosos, y la ansiedad no proviene de Dios. Pero cuando algo proviene de Dios habrá una paz desbordante a pesar de las adversidades.
Es mi deseo que todos nos preparemos diariamente para escuchar a Dios y seguirlo. Al hacerlo, nos convertiremos en los conquistadores del mañana y triunfaremos. No lo olvide, la voz de Dios para nuestra vida está siempre en consonancia con La Palabra. Los deseos que Dios nos da superan la prueba del tiempo y se intensifican, y cuando algo es la voluntad de Dios, eso nos dará paz.
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