"Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito." (1 Corintios 10:6-8)
Hace años, conocí a un hombre que vivía en medio del alcoholismo y la inmoralidad, pero que era un fiel adorador de una estatua de arcilla.
Asistía a cierta iglesia con regularidad. Sin embargo, durante la semana llevaba una vida desenfrenada y violenta. La esposa de aquel hombre comenzó a asistir a nuestra iglesia y entre lágrimas me platicó lo terrible que era vivir de ese modo.
¿Por qué muchos que profesan ciertas religiones llevan vidas tan tristes? La Biblia nos arroja bastante luz al respecto. En el Salmo 115, el escritor señala que aquellos que adoran ídolos terminan adquiriendo las cualidades de esos dioses falsos.
El Salmo 115:4-8 dice así: “4 Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombres. 5 Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven; 6 Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; 7 Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta”, y termina diciendo: “8 Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos”.
Cuando el centro de nuestra adoración y servicio no es el Señor, nuestra vida se sale de orden y se vuelve vacía. Entre los pecados que entristecen a Dios y que le ofenden, se encuentra el pecado de la idolatría. La Biblia nos dice lo siguiente, en Deuteronomio 4:15-19:
“15 Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; 16 para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, 17 figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, 18 figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. 19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos”.
Lo primero que nos ordena este pasaje, en el versículo 15, es cuidar nuestras almas. Una de las maneras en las que cuidamos nuestro ser interior es cuando evitamos caer en la idolatría y en la adoración a cosas vanas.
Una de las definiciones bíblicas de la idolatría es “esclavitud y opresión”. De modo que aquella persona que adora dioses falsos, no solo ha descuidado su alma y la ha dejado a expensas de la destrucción, sino que se ha vuelto un esclavo del engaño y vive oprimido.
El Señor mismo, en este pasaje de Deuteronomio 4, declara que Él no se mostró al pueblo de Israel a través de ninguna figura, imagen o estatua. Dice: “Ninguna figura visteis” (v. 15).
A continuación, el Señor indica que la corrupción de la vida comienza cuando hacemos esculturas, imágenes o efigies. El versículo 16 dice así: “para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra”.
La palabra corrupción, en la Biblia, se relaciona con la muerte y la podredumbre. Es algo que ha sido deformado completamente y a se encuentra en un estado decadente y sin vida.
La idolatría es el principio de la corrupción. Entonces, ¿qué cosas nos advierte la Biblia que no debemos idolatrar?
Primero, cualquier figura humana o estatua, ya sea masculina o femenina. Segundo, cualquier animal, sea terrestre, que vuele o que nade en el mar. Y tercero, las estrellas o los astros del cielo.
Éxodo 20:3-6 dice así: “3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás (esto significa guardarles respeto o valorarlas de alguna manera); porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”.
Dios llama maldad al acto de hacer imágenes e inclinarse ante ellas. Pero, ¿por que razón Dios aborrece tanto la idolatría y la considera un acto de desobediencia? Porque es un intento necio y ofensivo de tratar de representar su eterno poder y deidad con métodos humanos.
Es una ofensa para Dios que tratemos de dibujarlo o representarlo. Quien trata de representar a Dios con un dibujo o una escultura, yo pregunto ¿no está rebajando y diluyendo la deidad? Lutero escribió en una de sus tesis: “La idolatría es el pecado de blasfemar, degradando a Dios”.
En un tono de reproche e ira, Dios dice en Isaías 46:5: “¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes?” En la NTV dice así: “¿Con quién me compararán? ¿Quién es igual que yo?”
No solamente esto, sino que los ídolos no son capaces de salvar ni proveen ninguna clase de ayuda. El versículo 7 dice así: “Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación”.
La idolatría corrompe al vida y esclaviza, llevando a una persona a vivir en el engaño y en la opresión. Esto es algo que no agrada a Dios.
En éxodo 32 se nos dice que los israelitas hicieron un becerro de oro y lo adoraron. Ellos comieron, bebieron, y en su desenfreno cometieron actos inmorales en honor a ese ídolo. Los que fabrican y adoran ídolos recibirán el juicio del castigo eterno de parte de Dios.
No obstante, la adoración a imágenes o a estatuas no es lo único que la Biblia reconoce como idolatría. En un sentido más practico, la idolatría es todo lo que sustituye la devoción y la adoración sincera que solo le pertenecen a Dios.
De este modo, todas aquellas cosas que toman el primer lugar en nuestra vida y desplazan al Señor, son ídolos. En algunos casos, un ídolo puede ser el dinero, la fama, la belleza, el esposo o la esposa, el trabajo. Además, el apóstol Pablo dijo en Colosenses 3:5 que la avaricia es otra forma de idolatría.
¿Tiene usted algo que ama por encima de Dios? Si es así, no debe tardar más. Debe venir ahora mismo a Dios y comenzar a adorarlo solo a Él. Pero esto solo será posible si nos arrepentimos de nuestras faltas y confiamos solo en Cristo.
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