Del abandono a la cercanía
- Marlon Corona
- 19 feb 2020
- 4 Min. de lectura
"Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides." (Deuteronomio 31:8) Son muchos los pensamientos que tenemos durante el día. Se estima que cerca de 60,000 pensamientos son los que tenemos en promedio en una jornada de 16 horas. Es decir, nuestra vida se construye con base en los pensamientos. Antes de cualquier acción primero está el pensamiento. Por esta razón, podemos decir que nuestra vida se resume a lo que pensamos. Cuando tenemos un problema, la respuesta natural de nuestra mente suele ser negativa. Antes las aflicciones de la vida, solemos llenarnos de pesimismo y fatalismo. Sin embargo, la respuesta sobrenatural y de fe debe ser la que la Palabra de Dios nos provee. En última instancia, la decisión de pensar correcta o incorrectamente, es de cada uno de nosotros. Estadísticamente, uno de los pensamientos que más asalta a las personas y que las arrastra a la destrucción, es el pensamiento de ser abandonadas y rechazadas. En el 2015, la revista Selecciones publicó un artículo, titulado: “El enemigo silencioso de la salud mental”. En esta publicación se explicaba que una de las emociones más destructivas para la mente es la sensación de “abandono” y “rechazo”. Después de realizar una encuesta a más de 7,000 personas entre los 18 y los 65 años de edad, se determinó que este sentimiento de rechazo estaba presente en un 87% de las personas y que llegaba a afectar los estudios, el desempeño en el trabajo e influía en el ambiente familiar. Sin lugar a dudas, el hombre es un ser que siente rechazo y abandono en su corazón. Esta es una realidad predominante en nuestra época. Ante un problema, pareciera saltar a nuestra mente la idea de que estamos solos y desamparados. Podríamos decir que este es uno de lo mayores temores que tiene una persona: El temor al rechazo y al abandono. Cuando una persona enfrenta algún problema que supera sus circunstancias o una aflicción dolorosa, uno de los primeros pensamientos que vienen a su mente es el abandono y la soledad. Incluso el rey David, quien era rey de Israel, llegó a experimentar tales emociones. En el Salmo 13:1 dice de esta forma: “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”. Esto demuestra que aun los hijos de Dios pueden pasar por episodios como estos. No obstante, los hijos de Dios, quienes hemos sido lavados con la preciosa sangre de Jesucristo, debemos evitar la influencia de este pensamiento y debemos evitar que haga nido en nosotros. Sí, a veces sentimos que estamos solos y que la ayuda no vendrá de ningún lugar. A veces nos sentimos caer en un hoyo profundo de desaliento y soledad. No obstante, precisamos encontrar seguridad en la Palabra de Dios y llevar nuestra mente a descansar en sus promesas. Es cierto que en ocasiones las circunstancias, nuestro entorno e incluso las personas que nos rodean, nos aseguran que hemos sido olvidados y dejados por Dios. A Job, su esposa le dijo: “¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9) en un tono desalentador que indicaba que Dios le había abandonado. Sin embargo, ¿qué nos dice la Palabra de Dios? A Josué, el hombre que guiaría a Israel a la tierra prometida, se le dijo en Deuteronomio 31:8: “Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Y esta promesa de Josué nos pertenece también a nosotros. Más tarde, David, al superar la soledad, dijo algo similar en el Salmo 138:3: “El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma”. Como es de esperarse, el sentimiento de abandono y el pensamiento de rechazo tiene su origen en el pecado de Adán. Pablo nos recuerda en Efesios 2:12 que en otro tiempo verdaderamente estábamos lejos, privados de la cercanía de Dios. Pero en Cristo, hemos sido reconciliados con Dios. Desde entonces, Cristo promete estar a nuestro lado: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13). La idea de que quedaremos solos, fracasados y abandonados, es el veneno que corrompe la vida. Una persona fracasa más por la idea de quedar abandonada y sola, que por el fracaso en sí, en cualquier ámbito de la vida. Yo quiero recordarles a ustedes que han creído en Cristo, que han depositado toda su esperanza en Él, que Cristo prometió estar con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Y Él no puede mentir, ni puede fallar a su Palabra. Solo queda una posibilidad, una opción: “Jesucristo está con ustedes el día de hoy”. Un pastor escribió acerca de Cristo, lo siguiente: “Dijo que vendría, y vino. Dijo que moriría, y murió. Dijo que resucitaría, y resucitó. Dijo que regresaría, y regresará”. Esta es una tremenda verdad. Podemos añadirle a este pensamiento lo siguiente: “Dijo que estaría con nosotros, y hoy está con nosotros”. A esta doctrina de la cercanía de Dios y su inamovible permanencia en nuestra vida la llamamos: “La Fiabilidad de Dios”. Todos los días oro sinceramente por aquellos que escucharán mis audios. Yo no sé cual es la situación que les toque vivir el día de hoy o lo que tengan que atravesar. Por eso, una de mis peticiones es que, en donde quiera que se encuentren, puedan vencer la soledad, el abandono y el rechazo mediante la total y absoluta certeza en la Fiabilidad de Dios. El abandono es el segundo pensamiento que debemos erradicar de nuestra mente y debemos sustituirlo con el pensamiento de la cercanía de Dios. Este último es un pensamiento que trae felicidad a nuestra vida. #As #MeditacionesAscender2020 www.ascenderiglesia.com Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!
Comments