Hubo una época en la que el pueblo de Israel, debido a su rebeldía y desobediencia contra Dios, fueron exiliados y oprimidos por otros pueblos.
Aunque vivían en una condición desesperante, Dios no los abandonó sino que estuvo con ellos y los ayudó.
A pesar de haber sufrido mucho y encontrarse en una situación terrible, Dios les dio un mensaje por medio del profeta Isaías.
En el capítulo 3, versículo 10, de su profecía, el Señor les envió el siguiente mensaje:
“Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos”.
Aunque estaban en desventaja y su destino parecía incierto, Dios les hizo una promesa.
Que aquellos que vivieran una vida agradable ante los ojos sus ojos e hicieran un compromiso de obediencia, les iría bien.
Aquellas palabras dadas a Israel hacen eco en nuestras vidas el día de hoy.
Aun en la actualidad, cuando un hombre o una mujer se apartan del pecado y lavan sus manos, y hacen un compromiso con Dios, él o ella experimentarán el bien de Dios.
En nuestros días, la persona que se arrepiente de sus pecados y camina con Dios no dejará de ver la bendición de Dios en su vida.
“Díganle al justo que le irá bien, que le irá muy bien”, es la promesa que el Señor nos hace también a nosotros.
No solo eso, sino que en el Salmo 34:15 existe una asombrosa promesa de parte de Dios para los justos.
El pasaje dice de esta forma:
“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.
Antes de que profundicemos en el significado de esta promesa, primero debemos responder a una pregunta:
¿Quién es el justo y a qué se refiere la Biblia cuando habla de esto?
Permítame explicarle de acuerdo con lo que la Palabra de Dios nos enseña.
En primer lugar, los justos son aquellos que han sido lavados con la sangre de Jesús y sus pecados han sido cubiertos.
El hombre no puede ser justo por sus propios méritos, pues un justo es aquel que vive en rectitud y sin mancha delante Dios.
Ya que es pecador y está lleno de maldad, el ser humano no puede presentarse ante Dios ni estar en su presencia.
Esto es posible solamente por la sangre de Jesús.
Romanos 3:24-25 dice lo siguiente:
“24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”.
Solo quienes confían y descansan en la obra redentora de Cristo y confiesan que solamente Él es su Salvador, pueden experimentar la limpieza de sus pecados.
Al verlos, Dios no los condena pues la sangre de su Hijo ha cubierto sus pecados.
En segundo lugar, los justos son aquellos que, en consonancia con lo anterior, han confesado sus pecados y se han apartado de ellos.
El apóstol Santiago hizo un llamado a todos los pecadores para que se arrepintieran de su mal camino.
Él les dijo que al hacerlo, Dios se acercaría a ellos y los exaltaría.
En Santiago 4:8-10 leemos lo siguiente:
“8 Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
10 Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará”.
Acercarnos a Dios significa dejar de huir, dejar de excusarnos por nuestras faltas y abandonar un corazón endurecido.
Cuando tenemos tal actitud, podemos sentir la misericordia de Dios y nos volvemos conscientes de presencia en nuestras vidas.
En las palabras de Santiago, “limpiar las manos” significa dejar el pecado y la desobediencia resueltamente.
Las manos en la Biblia se relacionan con las obras y las acciones.
De modo que limpiar las manos quiere decir abandonar una conducta pecaminosa y convertirnos al Señor.
El que mentía, debe apartarse del engaño y debe comenzar a hablar verdad.
Aquel que robaba, al lavar sus manos debe comenzar a trabajar honestamente y servir a su prójimo.
La envidia, el egoísmo, la arrogancia, todo esto debe salir de nuestro corazón, así como la avaricia y la codicia.
Aquel que vive en unión libre, debe hacer un compromiso con su mujer y casarse, pues lo contrario no agrada al Señor.
Nuestras manos deben limpiarse, mis amados, si queremos vivir como justos en esta tierra.
En tercer lugar, los justos en la Biblia son aquellos que tienen temor de Dios en sus corazones y aman la Palabra de Dios.
El Salmo 112:1 dice:
“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera”.
El hombre justo es aquel que ha sido lavado por la sangre de Jesús, aquel que ha enmendado su camino y vive en obediencia ante Dios.
No solo eso, también es una persona temerosa de Dios que antes de dar un paso importante, primero se arrodilla delante del Señor y pide su consejo.
Aunque a los ojos del mundo sea algo necesario, el justo busca honrar a Dios con cada decisión que toma.
Por eso es tan cauteloso, serio, reverente y solemne.
Además, es una persona que dedica tiempo de manera prioritaria a la meditación y estudio de la Palabra de Dios.
Para él, reflexionar en los caminos de Dios es un deleite que no puede ser superado por ninguna otra actividad.
En síntesis, los justos son los que confían en la sangre de Jesús, aquellos que han lavado sus manos y viven con temor de Dios.
Ciertamente, la Palabra de Dios extiende grandes promesas para los justos.
Dios los tiene en tan alta estima que como dice el Salmo 34:15, sus ojos se posan sobre ellos para guardarlos y sus oídos están atentos para escucharlos.
El salmista dijo:
“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.
Aquí, los ojos de Jehová se refieren a ese cuidado especial, amoroso y tierno que Dios tiene de los suyos.
Los justos, a menudo, no están llenos de ansiedad ni de preocupación porque son conscientes de que el Señor mismo los cuida.
Así como el padre que vigila cuidadosamente a su hijo pequeño e interviene constantemente para no dejarlo caer, así mismo el Señor es con todos los que le temen.
Él los vigila, los rodea, los cuida y no permite que las pruebas vayan más allá de lo que ellos pueden soportar.
1 Corintios 10:13 dice:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
Junto a los ojos de Dios que vigilan a los justos, el salmista nos recuerda que Sus oídos están atentos a sus oraciones.
En cierta ocasión, un pastor viaja en tren acompañado de su hijita de 6 años.
Durante el viaje, el pastor pensaba en la predicación que debía exponer al día siguiente en la iglesia que pastoreaba.
Sentada junto a él, su niñita miraba por la ventana y cada vez que el tren se acercaba a cruzar un río o un acantilado, la niñita cerraba sus ojos asustada pues no alcanzaba a ver los puentes que cruzaba el tren.
Su padre, al percatarse de esto, se inclinó hacia ella y le dijo:
“Mi niña, no te tienes que preocupar. Alguien ya preparó todos los puentes necesarios para nuestro viaje”.
Después de escuchar aquellas palabras, la niña pudo estar tranquila, confiando en las palabras de su padre.
Sin embargo, él mismo, después de haberle dicho esto a su hija, se dio cuenta de que así también sucede en la vida.
Orando le dio gracias a Dios, diciendo:
“Padre, Tú también ya preparaste todos los puentes que hemos de atravesar en nuestra vida. Gracias por haberlo preparado todo para nuestro bien”.
Así fue como terminó de preparar su mensaje para la iglesia.
Amados, nuestro Dios ya ha preparado todas las cosas para los que le aman.
Solamente tenemos que acercarnos a Él en oración y poner en sus manos todas nuestras cargas.
Los oídos de Dios están atentos a nuestras oraciones.
Él quiere intervenir, ayudarnos y suplir nuestras necesidades.
Pero primero, debemos acercarnos a Él en oración y súplica.
A partir de este día, si usted tiene necesidad o se encuentra afligido, doble sus rodillas y clame al Señor.
El Dios que ha preparado todo los puentes en nuestra vida, nos ayudará y nos dará la victoria.
Acepte esta preciosa promesa en su vida.
Recuerde aquel himno antiguo que dice:
Nunca desmayes que en el afán, Dios cuidara de ti
Sus fuertes alas te cubrirán, Dios cuidará de ti
Si en dura prueba o en tentación, Dios cuidará de ti
Cuando en silencio y desesperar, Dios cuidará de ti
Nunca lo olvide:
“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.

Gracias Padre porque tú vas por delante y pones puentes para guiarme ,gracias por la meditación ,por tu amor y cuidado ,porque en todo pensaste antes de darme vida .Te amo Padre , amén.
Bendiciones pastor Marlon
Hermosa palabra de parte de Dios , Gracias es una bendición esta nueva herramienta 🙌🏻 y es una bendición pertenecer a nuestra iglesia Ascender gracias Pastor Marlon y hermanos en Cristo Dios les bendice 🙏🏻
Dios es bueno ♥️
Gracias Señor por cuidar de mi y de mi familia 🙌🏻❤️