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El corazón refleja la vida

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Actualizado: 7 may 2019

Como en el agua el rostro corresponde al rostro, Así el corazón del hombre al del hombre (Proverbios 27:19).

La felicidad es una decisión que uno debe tomar cada día. No es verdad que una persona es infeliz por las circunstancias o por culpa de las personas que le rodean. Es uno el que decide si va a ser feliz a pesar de las circunstancias. Y es uno el que decide si va a vivir en la amargura o en la felicidad.

Un sabio dijo: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”. Lo que pensamos, lo que decimos, lo que hacemos, como resultado de las cosas que nos suceden, es en realidad lo que importa.

Usted puede tener una aflicción y entregarse a la amargura y al sentimiento de frustración. O puede encontrar el propósito divino en medio de lo que le ocurre, y como resultado crecer espiritualmente, fortalecerse en la fe y volverse el campeón de la vida. La decisión de ser feliz o no es de cada quien.

Había dos mujeres que eran vecinas. Sus casas eran muy parecidas, ambas tenían 3 hijos y sus vidas eran muy similares. Sin embargo, la primera de ellas siempre se encontraba desesperada e irritada, mientras que la segunda se mantenía alegre y afable. La casa de la primera mujer se mostraba sucia y deteriorada, mientras que la casa de su vecina siempre se veía radiante y limpia.

Uno de los vecinos se percató de la diferencia que existía entre ambas mujeres a pesar de que sus circunstancias eran casi indistintas. Entonces, decidió preguntar a la primera: “Señora ¿Por qué vive de esta manera?” Ella le respondió: “Tengo muchos problemas, nos hacen falta muchas cosas en casa, el tiempo no me alcanza; lo único que puedo hacer es estar enojada e irritada la mayor parte del tiempo”.

Más tarde le hizo la misma pregunta a la segunda mujer: “Señora, disculpe, ¿Por qué vive de esta manera?” Ella le respondió: “Tengo muchos problemas, la verdad es que nos hacen falta muchas cosas en casa y el tiempo no me alcanza; lo único que puedo hacer es estar feliz y ser amable la mayor parte del tiempo”.

A pesar de estar viviendo en condiciones adversas, al final, somos nosotros los que decidimos cómo vamos a vivir. Un proverbio hebreo muy antiguo dice que “El corazón puede crear el cielo o el infierno”. Significa que, dependiendo de la postura del corazón, se puede vivir una vida feliz o una vida infeliz. Esto nos hace preguntarnos: ¿cuál es el estado de mi corazón y de mi mente?

En la Biblia, la palabra “Corazón” no se refiere al músculo, al miocardio como lo llaman los médicos, sino que se refiere a la mente. Génesis 6:5 dice: “Los pensamientos del corazón”, el Salmo 37:4 dice: “Los deseos de tu corazón”. Y Hebreos 4:12 dice que el corazón son también las intenciones.

Lo que es más asombroso es que la Bilbia nos enseña que existe una íntima relación entre la manera en la que uno piensa y la manera en la que uno vive. Esta es una de las más grandes enseñanzas que he aprendido caminando con el Señor. Proverbios 27:19 dice: “Como en el agua el rostro corresponde al rostro, Así el corazón del hombre al del hombre”.

Nuestro rostro, al mirarnos al espejo, no puede ser sino el nuestro. No puede aparecer otro rostro. Y en la vida del hombre ocurre lo mismo. Nada se puede reflejar en nuestra vida excepto aquello que está en el corazón. Si en nuestro corazón hay amargura, resentimiento, culpa, eso fluirá de nosotros. Pero si en su lugar hay paz, gozo, bendición, esperanza y felicidad, eso se reflejará. Porque todas las cosas que estén en el corazón, fluirán de él.

La mente y la vida son inseparables. Es decir, el pensamiento y la vida cotidiana no se pueden separar. Todo lo que sucede en la mente se verá reflejado en el estilo de vida, en las palabras, en las actividades, en todo. Es imposible divorciar estos dos elementos.

Quiero preguntar, ¿logramos ver la importancia del corazón y sus efectos en la vida? ¿Nos damos cuenta de cuán determinante es en todo lo que hacemos? Esta es la razón por la que quiero invitarlo a que me acompañe durante los días siguientes para que juntos descubramos la determinante influencia del corazón en la vida del hombre.

No solo eso, quiero invitarlo a descubrir cómo renovar el corazón. Es decir, cómo poner en marcha los principios bíblicos que traen frescura y renovación al corazón, y por ende, a la vida. Y además, quiero hacerle la invitación para que juntos aprendamos a erradicar los viejos pensamientos y descubramos cómo, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos sembrar nuevos pensamientos que traerán felicidad.

Estamos comenzando una nueva semana y con ella nuevas oportunidades para caminar con Cristo, nuevas oportunidades de escribir un futuro de bendición y paz. Recuerde esto, el corazón se refleja en la vida.

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