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El débil que es fuerte

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Actualizado: 15 nov 2019

"Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios." (1 Corintios 1:27) Para muchas personas en el mundo, lo más importante es la apariencia física, el estatus y las riquezas. Sin embargo, Dios no piensa de este modo. Para el Señor, lo más importante es un corazón humilde que depende enteramente de Él.

El salmista le dijo al Señor: “No quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:16-18). Aún hoy, Dios busca al hombre de corazón contrito que le busca con sinceridad.

El hombre débil que depende de Dios

Algunas personas piensan que los cristianos son gente insensata y débil. Los señalan y se burlan de ellos diciendo que no tienen ningún valor. Para muchos, el cristiano es una persona menospreciable.

Ciertamente, la burla nunca es algo bueno. Pero hay algo de verdad en lo que la gente piensa de los cristianos. La Biblia nos enseña que Dios eligió, no a los sabios ni a los fuertes, sino a los débiles y a los insensatos.

Todo esto con la finalidad de glorificarse a sí mismo a través de la debilidad, demostrándole al hombre que sus fuerzas en realidad son debilidad y su sabiduría es necedad.

1 Corintios 1:25 dice lo siguiente: “Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”. Aquí, lo “insensato y débil de Dios” no significa que haya necedad o debilidad en Dios

Lo insensato se refiere a las cosas más sencillas del evangelio. Y lo débil a las cosas más simples del poder de Dios.

El versículo 27 continúa: “lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte”.

Especialmente, el versículo 28 afirma la clase de personas que Dios escogió: “Y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es”.

¿Por qué Dios hizo algo como esto? Dios quería evidenciar que el egoísmo, el orgullo y la autosuficiencia del hombre no es la clave de la vida ni el camino que guía a la felicidad, sino la humildad y la dependencia total a Él.

Cuando una persona reconoce su debilidad ante Dios y busca su ayuda continuamente, Dios manifiesta su poder y otorga una bendición abundante. Esto trae mucha gloria al nombre de Dios.

En la era moderna, la cual se basa en el humanismo y el egoísmo, un hombre verdaderamente humilde que depende de Dios es difícil de encontrar. No obstante, Dios corona de favores a la gente que le busca y depende de Él en todas las cosas.

Booker Washington, vivió en Estados Unidos durante el siglo XIX, cuando el racismo y el menosprecio por la gente de color eran una norma en la sociedad. Sin embargo, debido a su dependencia de Dios y su determinación a salir adelante, esto hombre de color llegó a ser rector de un instituto en Alabama. Naturalmente, esto era algo inusual para su época.

Él oraba a Dios pidiendo que bendijera su trabajo y le permitiera ser de bendición para los cientos de jóvenes de la universidad que dirigía.

Una anécdota cuenta que poco después de haber tomado la presidencia del Instituto Tuskegee, mientras salía del servicio de adoración de la Iglesia y caminaba por la calle del pueblo en ropas casuales, una señora blanca y rica lo detuvo para proponerle un trabajo.

Al no reconocer al famoso señor Booker, ella le preguntó si quería ganar algunos dólares por cortar leña para después llevarla a su casa.

Debido a que aquella tarde de domingo no tenía nada qué hacer por el momento, el profesor y rector Booker aceptó con una sonrisa. Se subió las mangas y empezó a hacer la humilde labor que le había pedido la señora.

Cuando terminó, cargó la leña dentro de la casa y la puso a un lado de la chimenea. Mientras lo hacía, el hijo mayor de aquella mujer lo reconoció y fue corriendo a su madre para decirle: “¿Qué hace el rector de mi universidad acomodando la leña en nuestra chimenea?”

Al día siguiente, la mujer, quien lo había contratado sin reconocerlo, vino con mucha vergüenza a la oficina del rector y le pidió disculpas profundamente. Booker le dijo: “No tenga cuidado, señora. A veces, disfruto un poco de labor físico. Además, es un gran gozo poder hacer algo por alguien que lo necesita”.

La señora tomó su mano con mucho cariño y le aseguró que su actitud de mansedumbre y humildad le había ganado un lugar de profundo aprecio y admiración en su corazón.

No mucho tiempo después, esta mujer persuadió a algunos de sus amigos y conocidos ricos para unirse a ella y hacer una gran donación al Instituto Tuskegee.

En este mundo existen dos tipos de personas: Los que llevan a cabo su vida dependiendo de sí mismos y los que construyen su vida dependiendo de Dios. Como hijos de Dios debemos abandonar todo orgullo y confianza en nosotros mimos, y contemplar a Dios quien es nuestra fuerza.

Las personas que se reconocen a sí mismas como débiles y necesitadas y buscan en Dios su fortaleza, reciben el amor del Señor y su ayuda en todas las cosas. Sin embargo, aquellos que piensan que son fuertes, llegan a considerar la Palabra de Dios y el evangelio como algo indigno y absurdo y, en consecuencia, no dependen del Señor.

No obstante, cuando viene el torbellino de la dificultad y la adversidad, ni el dinero, ni el estatus, ni la fama, les pueden librar y terminan siendo arrastrados como la hojarasca.

Existen dos maneras de ser fuertes en esta vida. La primera, consiste en ser fuertes a través del orgullo y la soberbia, así como a través del rencor y el odio. Esta clase de emociones son fuertes y pueden hacer que una persona se supere y adquiera conocimiento.

Sin embargo, estos sentimientos no agradan a Dios porque provienen del diablo. En realidad, estas emociones tienen su origen en un corazón alejado de Dios y lleno de egoísmo.

Por el contrario, la segunda manera de ser fuertes en esta vida consiste en reconocer nuestra debilidad delante de Dios, depender de Él y buscar su ayuda en todo. En realidad, esta es la fortaleza que proviene de la debilidad.

Si alguno de nosotros tiene un corazón o un cuerpo débil, no debe desesperarse, sino más bien debe depender del Señor. Él siempre recibe a los débiles, para avergonzar a lo que es fuerte.

El día de hoy, deje todas sus debilidades al pie de la cruz de Cristo. Jesús peleará por usted y le concederá fortaleza. Isaías dijo: “Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isaías 26:4). Esta es la verdadera fortaleza en la vida.

Cuando Jesús vino a esta tierra, no buscó a personas prestigiosas ni de una posición alta. Él visitó a los pescadores despreciados, a un odiado recaudador de impuestos y a una mujer que había cambiado de marido cinco veces. Los eligió y los coronó de honra y gloria.

El Señor todavía visita a aquellos que son débiles y menospreciados. Los llama, los consuela y los lleva a su gloria.

La verdadera alabanza es la que surge de un corazón humilde, dependiente y confiado en Dios. De modo que, si queremos ser personas que alaban a Dios con sinceridad, reconozcamos nuestra debilidad. Entonces, Dios nos bendecirá y nos concederá su fortaleza.

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