La presencia de las enfermedades es algo evidente. Todos padecemos, o hemos padecido de alguna enfermedad física, emocional o del corazón. La humanidad ha sido golpeada fuertemente con la enfermedad y esto no se limita a cierta clase de personas, no depende de nuestra posición social, o nuestra capacidad intelectual.
El hombre no puede sanarse a sí mismo a través de la política, la filosofía o la psicología. Nadie puede librar al hombre de su terrible enfermedad, sino sólo Jesucristo. Dios se reveló a su pueblo diciendo “Yo soy Jehová tu sanador”. No importa la enfermedad que estemos atravesando, podemos venir y buscar la sanidad que Él ha revelado en Jesucristo.
El evangelio que predicamos está íntimamente ligado con la sanidad provista por Dios a través de Jesucristo. Pero, ¿cómo podemos ser sanados? ¿cómo una persona puede tener un encuentro con el Dios de la sanidad?
La Biblia nos muestra que si queremos ser sanados, primeramente debemos arrepentirnos de nuestros pecados. No fue sino hasta que el pecado tuvo entrada en el mundo que la enfermedad encontró su lugar en los seres humanos, a causa de nuestras rebeliones contra Dios, nuestro cuerpo y alma se han visto afectados con la enfermedad.
Siempre que enfrentemos una enfermedad, lo primero que debemos hacer no es correr al médico, sino examinarnos a nosotros mismos a la luz de la Palabra de Dios para que ella ponga al descubierto nuestros pecados (2 Timoteo 3:16). Dios no sana a aquellos que no le obedecen.
En segundo lugar es importante que rindamos nuestras vidas delante de Dios. El hombre es orgulloso por naturaleza, pero debemos reconocer que no podemos hacer nada sin Cristo y poner en sus manos todas las cosas (Prov. 3:5-6) Hay gente que todavía no se rinde y sigue luchando por mantener el control de sus vidas, esto sólo redunda en aflicción y enfermedad del alma. Por eso es importante que rindamos nuestras vidas por completo al Señorío de Cristo.
En tercer lugar tenemos que ser pacientes. La cultura actual que enseña que puedes tener lo que quieres cuando simplemente lo declares, es una falsa enseñanza, porque Dios nunca obra en nuestros términos ni nuestros tiempos. Si queremos ver la sanidad, hemos de ser pacientes y con humildad esperar el momento en que Dios considere oportuno para sanarnos.
Si usted está padeciendo alguna enfermedad, le animo a que en humildad se acerque a la Palabra de Dios y deje que ella le muestre aquello en que usted ha estado fallando, reconozca su incapacidad de guiarse y traer orden a sí mismo, y con paciencia aguarde el momento de Dios para su sanidad.
Si deseas recibir nuestros materiales en tu celular, envíanos un mensaje de WhatsApp con tu nombre al +5213322061834 ¡Es gratis y siempre lo será!
Commentaires