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Eterna ayuda y provisión

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Actualizado: 12 abr 2019

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. (Juan 14:18).


Toda persona, al partir de esta tierra, deja una marca. ¿Cuál fue la marca que Jesús dejó en este mundo? Y ¿cuál fue la obra que Jesús realizó cuando estuvo en la tierra? De acuerdo a la Biblia, el Señor Jesús realizó un ministerio grandioso y milagroso, y ayudó a miles de personas. Podemos ver que el Señor compartió el Evangelio Completo, que consta de cinco aspectos.


Primero, hablo de un nuevo nacimiento (Juan 3:3-5). Que todos aquellos que se arrepienten y tienen fe en él, pueden participar de las bendiciones del reino de los cielos, al ser lavados por su sangre. En segundo lugar, predicó e impartió la sanidad divina. A donde quiera que él iba sanaba a los enfermos y ayudaba a los marginados: “…” (Mateo 8:16). Los expertos dicen que un 60% del ministerio del Señor fue acerca de la sanidad divina.


Tercero, Jesús compartió el alimento con los pobres y desamparados. Él alimentó a las multitudes y mostró así la misericordia de Dios. Removió la maldición con su muerte y nos compartió la bendición de Dios (Gálatas 3:13-14). En cuarto lugar, hablo del reino venidero, la resurrección y la eternidad. Cada palabra que salía de la boca de Jesús, era irresistible. Él habló del reino eterno al cual irían aquellos que creyeran en su sacrificio (Juan 14:3). En quinto lugar, Jesús habló de un Espíritu Santo viviente, el cual, con su venida, llenaría a los discípulos y los acompañaría el resto de sus vidas.


Sin lugar a dudas, los discípulos vivían confiados y contentos, pues al caminar con Jesús ¿podría faltarles algo? Después de todo, él había cuidado de ellos todo este tiempo.


La noche antes de ser entregado, el Señor anunció a los discípulos su muerte. Les dijo que era necesario que él se marchara. Esto dibujo una expresión de tristeza en la cara de los discípulos. Sin embargo, él les hizo una promesa que nos alcanza también a nosotros. Jesús dijo: “…” (Juan 14:16). La palabra en griego que usó Jesús para referirse a “otro” es “Allos” que significa “otro de la misma categoría y esencia”.


En otras palabras, Jesús asumió ser el primer Consolador y prometió enviar a “otro” de su misma esencia y naturaleza, el Espíritu Santo. De modo que es él quien continua la obra que Jesús comenzó. El Espíritu Santo, sigue proveyendo el nuevo nacimiento, la sanidad divina, la bendición, la seguridad del reino eterno y la plenitud y llenura.


Cada creyente cuenta con esta poderosa promesa de parte del Señor: “…” (Juan 14:18). La eterna promesa de ayuda y provisión que nos es concedida por el Espíritu Santo. El consuelo no nos será quitado. El Amoy y la gracia no se apartarán de nuestra vida. El cuidado y la ternura de Dios permanecerán en nuestra vida. No os dejaré huérfanos.


Querido lector, si usted ha creído en Cristo como su único y suficiente Salvador, entonces no está solo. Dé la bienvenida al Espíritu Santo y camine con Él diariamente. Pues al estar en comunión con Él, la bendición del Evangelio Completo vendrá sobre su vida y usted podrá sobreponerse a todas las penas, grandes o pequeñas, que la vida le presente. Dios le bendiga.


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