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Jesús salvó a otros

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Estamos viviendo una era oscura, caracterizada por la depresión, la desesperanza, la amargura y el temor.

A menudo encontramos, aun en aquellos que profesar ser creyentes, a los que han sido esclavizados por la depresión y a quienes han hecho del afán y de la ansiedad su forma de vida.


Aun entre en el pueblo de Dios se puede hallar a los que viven con resentimiento y odio, y a los que no pueden ser libres de de la culpa y la condenación.


Desafortunadamente, muchos cristianos, quienes debieran ofrecer al mundo paz y frescura, hoy se sienten como pozos secos y vacíos, pues viven en medio de la amargura y la soledad.

¿No se supone que los cristianos, al ser hijos de Dios, deben manifestar un estilo de vida caracterizado por la fe, la esperanza y el amor?

Sin embargo, ¿a qué se debe todo lo anterior?


Se puede decir que el problema central no se encuentra en la posición social, ni el estatus ni en la educación académica, sino en una comprensión incorrecta del Evangelio.

Así como un edificio que no tiene buenos fundamentos está condenado a derrumbarse ante la primera sacudida, así mismo, el creyente que no tiene una clara comprensión de Cristo y de su Evangelio, se tambaleará y sucumbirá ante las aflicciones y los afanes de esta vida.


En síntesis, el problema yace en los fundamentos y no en el ámbito externo.


Lo esencial en la vida cristiana es entender la obra de Cristo realizada en la cruz.


Tener una correcta comprensión del Evangelio es de suma importancia porque afecta el éxito o el fracaso en cualquier ámbito de nuestra vida.


No importa lo bien que viva una persona, hablando en términos de bienes materiales o de éxito terrenal, si esa persona no tiene una buena comprensión del Evangelio, entonces la ansiedad o la amargura, o cualquiera de los males espirituales, tomará el control de su vida.

Tristemente, son muchos los cristianos que no comprenden lo que Cristo ha hecho por ellos.


Durante esta semana, si el Señor nos presta la vida, quiero compartir con ustedes un tema titulado:


“Jesucristo, nuestro Salvador”.


Durante los días siguientes, quisiera que trajéramos claridad sobre este tema tan importante, pues conocer a Cristo como Salvador y entender a la luz de la Palabra la obra que Él realizó, nos dará una liberad plena y abundante.


Recuerde que fue el mismo Señor Jesús quien dijo (en Juan 8:32):


“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.


Es decir, el conocimiento de la verdad revelada por Dios traerá consigo liberación.


Y si algo sabemos es que la libertad es el equivalente de la felicidad.


En otras palabras, la persona que tiene un encuentro con la verdad y la acepta en su corazón, encuentra el camino a la libertad y a la felicidad.


Ahora, el punto de partida de nuestro estudio es el de conocer a Cristo como Salvador único y suficiente.


Cuando Jesús fue crucificado y estaba agonizando, los principales sacerdotes y los escribas, quienes estaban al rededor de la cruz, se burlaban de Él y lo menospreciaban.

Ellos meneaban sus cabezas y lo escarnecían.


Sin embargo, a pesar de la humillación con la que trataban al Señor, ellos admitían que Jesús haha salvado a otros.

En Marcos 15:31 encontramos escrito lo siguiente:


“De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar”.


Después de todo, ellos reconocían que el Señor había salvado a otros.


Esto es una verdad innegable.


Jesucristo vino al mundo a traer salvación para la humanidad caída y perdida.

La palabra “salvación” que usamos para referirnos a la obra que Cristo realizó, es la palabra “Sozo” (en griego), la cual tiene un significado muy amplio.

Acompáñeme a explorar el significado asombroso de esta palabra.


En primer lugar, la palabra “Sozo” o “salvación” significa “salvar del peligro, de la herida y del dolor”.


Esto es particularmente necesario en la vida del hombre.


Después de la caída de Adán y Eva, cuando ellos dieron la espalda a Dios y optaron por una vida orgullosa y egocéntrica, ambos fueron echados del huerto del Edén, el cual es el lugar de felicidad y plenitud.


En su afán de ser como Dios, Adán y Eva solo encontraron desesperación y dolor profundo.


Ellos pensaban que al vivir a su modo hallarían una nueva dimensión de gozo y plenitud.


Sin embargo, solo tuvieron un encuentro con los cardos y los espinos, que resultaron de su desobediencia.


Desde entonces, la humanidad ha estado marcada por el dolor, la soledad, la depresión destructiva y el sufrimiento.


No obstante, Jesucristo vino al mundo para extender salvación y vida nueva a todos aquellos que creen en Él.


Jesucristo nos salva cuando estamos frente al peligro, cuando somos heridos y lastimados profundamente en nuestra alma y nos libra cuando atravesamos el valle del sufrimiento.

En troas palabras, al recibir la salvación de Jesucristo también recibimos ayuda, consuelo y fortaleza para vivir en este mundo caído.


En segundo lugar, “salvación” equivale a “sanidad de la enfermedad y recuperación de nuestra salud”.

Es asombroso; la misma palabra que la Biblia usa para decir “salvación” puede traducirse como “salud”.

Por ejemplo, en el relato de la mujer del flujo de sangre, una vez que ella ha sido sanada por el poder de Dios, el Señor Jesús le dice (en Marcos 5:34):


“Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”.


Aquí, en la traducción Reina-Valera de 1960, la palabra “Sozo” se emplea para describir la salvación de una enfermedad.


Sin embargo, en la Biblia de Las Américas, el mismo versículo se traduce así:


“Y Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de tu aflicción”.


Aquí, la palabra “Sozo” se emplea rotundamente para referirse a la recuperación de la salud.


“Tu fe te ha sanado”.

Esto no supone de ninguna manera una contradicción o un error de traducción, sino más bien se trata de una regla común de traducción conocida como:

“Doble referencia”.


Los traductores bíblicos emplearon la palabra que más describía el significado en nuestro idioma español, sin alterar su significado original.


Mientras en una traducción el pasaje dice:


“Tu fe te ha hecho salva”, en la otra dice:


“Tu fe te ha sanado”.


En ambos casos, la palabra “Sozo” tiene una misma implicación, pues en el pensamiento hebreo, la salvación de Dios también incluye la sanidad del cuerpo físico.

Por esta razón, cuando el apóstol Pedro habla de cómo Cristo nos limpió de nuestros pecados, declara que Él mismo ha sanado nuestras enfermedades.

En 1 Pedro 2:24 está escrito lo siguiente:

“Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.

La salvación de Jesucristo que nos ha sido ofrecida incluye la sanidad de la enfermedad y la recuperación integral de la salud.


Es cierto que Dios no sana físicamente a todos lo que creen en Cristo.


Pero esto no significa que no podamos arrodillarnos y pedirle que la salud y la restauración física alcancen nuestro cuerpo.

Si usted sufre de alguna enfermedad, antes de aceptarla y de decidir coexistir con ella, pregúntele al Señor lo siguiente:

“Amado Padre, ¿es tu propósito soberano que yo padezca enfermedad para que Tú te glorifiques o puedo esperar la sanidad de mi cuerpo?”


Si después de haber orado, el Señor le confirma que usted debe atravesar el valle dela enfermedad, entonces tenga por seguro que Él le dará la gracia y la fortaleza para sobrellevar esa situación.

No obstante, si el Señor le da testimonio por el Espíritu Santo de que usted será sanado, entonces plántese firme en la fe y dé gracias por el milagro que viene en camino.


Como fuere, la salvación de Cristo incluye restauración y sanidad física.


En tercer lugar, “salvación” significa “rescatar a alguien de una enfermedad espiritual o de la muerte eterna”.


Debemos reconocer que nuestro destino era el infierno y la condenación eterna.


Sin embargo, al haber aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, somos rescatados de la muerte eterna y recibimos la gracia de la vida eterna.

Mis amados, el Señor Jesús vino a esta tierra y fue crucificado porque quería dar esta salvación a la humanidad.


Durante su ministerio, dirigió todos sus esfuerzos para salvar a otros.


Dondequiera que iba, limpiaba los pecados de los pecadores y sanaba a los enfermos.

Ofrecía paz a los que estaban perturbados en su corazón y a los que vivían en confusión.


Él alimentaba a los hambrientos, enjugaba las lágrimas de aquellos que lloraban y resucitaba a los muertos.

El Señor pasó su vida en la tierra salvando a otros.

Jesucristo, quien fue crucificado para salvar a la humanidad hace más de dos mil años, hoy ofrece el mismo ministerio de salvación por medio del Espíritu Santo, a quien conocemos como el otro Consolador.

Esta obra del Espíritu Santo continuará hasta que Jesucristo venga por segunda vez.

Nunca lo olvide, la clave para una vida cristiana fuerte, estable y marcada por al frescura y la paz, consiste en una comprensión correcta de Cristo y del Evangelio.


Aquel que comprende la salvación provista por Cristo en la cruz del calvario, no podrá más que vivir una vida exitosa y plena.






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1 Comment


gudino2697
Jul 20, 2020

Amén gracias Señor por tu Amor y misericordia, gracias por tu palabra, bendice Señor la vida de tu siervo el pastor Marlon y su familia y a todo su ministerio, gracias por compartir conmigo su ejemplo de servir al Señor Jesús de todo corazón ♥️ Dios les siga bendiciendo 🙏🏻

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