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No se dormirá el que guarda mi vida

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

"No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda." (Salmos 121:3) Hoy en día, muchas personas se encuentran luchando y batallando contra la ansiedad y la preocupación. Estar preocupado equivale a pensar negativamente por adelantado. Es elegir pensamientos de fracaso y derrota antes de saber el resultado final. Por definición, la palabra “preocupación” es “ocuparse antes de tiempo”. Esto significa “ir adelante, aún cuando nada ha sucedido”. Este tipo de pensamientos que se anticipan al porvenir de manera negativa son los que generan la ansiedad y la desesperación. Con toda seguridad, no es la voluntad de Dios que vivamos desesperados, ansiosos y preocupados. La razón por la que podemos afirmar que Dios no desea que vivamos en medio de la desesperación y la preocupación, es por la abrumadora cantidad de pasajes bíblicos que refutan la ansiedad. No solo eso, existen cientos de pasajes en la Biblia en donde Dios promete dar paz a su pueblo amado. Por ejemplo, en el Salmo 116:3 en adelante, encontramos una asombrosa referencia al respecto. Note usted la condición en la que se encontraba el salmista: “3 Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado”. Él dice: “estaba atado en la muerte y en la desesperación. Me encontraba lleno de una ansiedad que parecía el mismo infierno. Angustias y dolores me salieron al encuentro”. Él continua diciendo en el versículo cuatro: “4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma”. Este es un clamor por restauración y liberación. Mire ahora hacia donde dirige su atención el salmista: “5 Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios. 6 Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó”. ¿Hacia dónde está mirando este hombre? Sus ojos están puestos ahora en la misericordia y la salvación de Dios. Antes estaba lleno de amargura y angustia, pero ahora está inmerso en la bondad, compasión y ayuda de Dios. Por eso, con toda seguridad puede declarar: “7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. 8 Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar.” ¿Qué está diciendo el salmista? “Alma mía, ya puedes descansar otra vez, porque el Señor te ha mostrado su favor y su bien”. ¡Qué grandiosa declaración es esta! El escritor inspirado de este Salmo afirma que Dios le ha librado básicamente de tres cosas: Primero, Dios ha librado su alma de la muerte. ¿Qué quiere decir esto? Que su alma que se sentía desfallecer fue restaurada y aliviada, y se le impartió el gozo de vivir. Segundo, Dios libró sus ojos de las lágrimas. Esto indica que toda su tristeza y amargura le fueron retiradas y en su lugar recibió paz y esperanza. Tercero, dice que Dios ha librado sus pies de resbalar y caer. A pesar de que este hombre caía al vacío de la depresión y la desesperación, Dios interrumpió su caída. El Señor no permitió que muriera en esa condición. Ahora, ¿qué quiere decir todo lo anterior? ¿Cuál es el significado central de estos primeros versículos del Salmo 116? Podemos afirmar, en síntesis, que Dios no desea, ni es su voluntad, que vivamos ansiosos y desesperados. Por esta precisa razón, en el Salmo 50:15 Dios afirma lo siguiente: “E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. Así es, Dios nos libra, nos salva, nos hace salir de la ansiedad y la preocupación. Dios no quiere que vivamos como esclavos de estos pensamientos y sentimientos destructivos. Sin embargo, yo pregunto, ¿por qué razón muchos hijos de Dios se encuentran viviendo en medio de la angustia y la preocupación, aun cuando Dios no lo desea? ¿Por qué muchos viven de esta forma? Una de las razones principales por las que una persona vive temerosa y angustiada es porque ha perdido de vista la bondad, fidelidad y amor de Dios. Siempre que nos sentimos desesperados y ansiosos, es porque hemos desviado la mirada, hemos dejado de contemplar al gran Dios de esperanza. Al igual que Pedro, cuando caminaba sobre las aguas con el Señor Jesús, en el momento en que miró las grandes olas y la aterradora tempestad, comenzó a hundirse. Así también nosotros, si nos olvidamos de la bondad de Dios, si perdemos de vista su misericordia y fidelidad, comenzaremos a hundirnos en las aguas del temor. A propósito, ¿en dónde están puestos sus ojos el día de hoy? ¿Hacia dónde está usted mirando ahora mismo? ¿Acaso está mirando solamente sus problemas, sus carencias, sus adversidades? ¿Ha dejado de mirar al Señor? Eléve su vista. No mire más en dirección al problema, sino mire en dirección a Aquel que ha prometido salvarle y ayudarle. Mire por fe al Dios que le extiende su mano para ayudarle. Usted no está solo. Usted no está desamparado. Eso no es lo que la Biblia nos dice. El Salmo 121:3-4 dice así: “3 No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. 4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”. Vivimos en un mundo cambiante, en un mundo que se deteriora rápidamente. Nosotros mismos somos cambiantes, los tiempos cambian. Todo cambia. Sin embargo, el Dios de la Biblia es inmutable, intransigente, no presenta cambios, no se altera, no cambia en lo absoluto. Una de las mayores bendiciones con las que cuenta un cristiano es la de poder despertar cada día con la seguridad de la bondad, la gracia y la misericordia. Muchas personas piensan que Dios es cambiante, que está molesto y que los ha olvidado. Pero nosotros que hemos creído en Cristo abrigamos una gran seguridad. Confiamos plenamente en la bondad de Dios. #As #MeditacionesAscender2020 www.ascenderiglesia.com Si deseas recibir los audios de las Meditaciones Ascender en tu celular, únete a uno de nuestros grupos oficiales, dando click aquí: https://chat.whatsapp.com/CqGLnLFVaNjDg9YeLtQLF7 Si Dios ha puesto en tu corazón hacer una ofrenda o un donativo para impulsar las Meditaciones Ascender, puedes hacerlo desde aquí: https://www.ascenderiglesia.com/donaciones






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