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Sin temor a la aflicción

Hace días, tuve la oportunidad de visitar a una familia de nuestra iglesia, a quienes amo y aprecio mucho en el Señor.

Aquel día, tuve la oportunidad de escuchar sus inquietudes, sus dudas y necesidades.


Además, el Señor me permitió compartirles algunas de las promesas de la Palabra y orar junto a ellos.

Una de las cosas que conversamos aquella tarde, fue acerca de la importancia de mantener nuestros pensamientos fijos en la Palabra de Dios y de cómo esto puede hacer una gran diferencia en la vida.


Yo les señalé algo que casi siempre estoy diciendo a nuestra congregación, que:


“La victoria o la derrota dependen directamente del lugar en donde se encuentran apoyados nuestros pensamientos”.


Mis amados, si pensamos correctamente, entonces seremos guiados por el Señor y no habrá obstáculo que no podamos superar.

Sin embargo, si fallamos en este aspecto tan importante de la vida cristiana, el desánimo y la frustración avanzarán en nuestra vida y quedaremos postrados junto al camino.


Casi al final de mi visita, la hermana, quien es una de las viudas de la iglesia, me dijo:


“Pastor, todos los días usted envía una palabra para ‘interiorizar’ y yo la escribo en un post-it junto con el versículo de la Meditación del día. Después, pego mi papelito en mi pared de oración”.


Enseguida que me dijo esto, subió a su recamará y bajó un pliego enorme, de varios metros, en el que estaban pegados todos los versículos y las frases de interiorizar que yo he compartido.


La verdad esto me sorprendió y causó un gran impacto en mí.


Esta hermana, desde que llegó a la iglesia, ha experimentado una tremenda transformación pasando de la amargura, la tristeza y el dolor, a una vida de fe, esperanza y amor en Cristo.


Aunque ella ha tenido que atravesar momentos críticos en su vida desde que conoció a Cristo, ha salido victoriosa una y otra vez como aquella roca que emerge luego de que las olas han caído sobre ella.


A través de aquella experiencia, pude darme de cuenta de que la mentalidad no es algo que debemos tomarnos a la ligera.


Si siempre estamos pensando en la Palabra de Dios, si tan solo dejamos atrás la mentalidad terrenal y ascendemos a la mentalidad celestial, podremos salir victoriosos.


Lo cierto es que la mentalidad juega un papel determinante en la vida de fe.


Para nosotros, “Ascender” no es un mero concepto sino un estilo de vida en el que la Palabra de Dios nos renueva y nos fortalece para enfrentar las adversidades.


Dios nos invita a todos nosotros a vivir una vida ascendente, en la que cada día más nos vamos ajustando a sus propios pensamientos.


Hoy quiero compartir con ustedes uno de los aspectos de la mentalidad celestial que debe desarrollarse en nosotros.

Cada creyente, por medio de la oración y la meditación en la Palabra de Dios, debe adquirir una mentalidad que no tiene temor de la aflicción sino la enfrenta con esperanza y fe.


Todos tenemos aflicciones y problemas en el día a día.


Sin embargo, los hijos de Dios tenemos la convicción de las aflicciones y problemas encierran un propósito de bendición.


No solo eso, creemos que Dios nos acompaña y está con nosotros en medio de los valles oscuros de la vida.


En relación a lo anterior, tener la mentalidad celestial equivale a decir:


“No temo a la aflicción, pues Dios está conmigo y Él tiene un propósito en medio de esto”.


“Dios me está conformando a la imagen de su Hijo Cristo”.


Esta es la mentalidad que debemos desarrollar el día de hoy.


Un proverbio hebreo muy antiguo dice:


“Aun en la más densa oscuridad, la luz de una luciérnaga es el fin de las tinieblas”.


Este dicho se refiere a que, en medio de las aflicciones, si logramos concebir esperanza entonces podemos transformar nuestro destino, por más que este parezca oscuro y adverso.

Y significa que por más que atravesemos un momento de dolor o una crisis, un poco de esperanza hace la diferencia entre la vida y la muerte.


Cualquier persona puede vivir una vida nueva si tan solo descubre la esperanza en Dios, a pesar de la desesperanza oscura que atraviesa.

La esperanza es como una semilla que se siembra el día de hoy y que produce un milagro el día de mañana.


Y la esperanza más preciosa es aquella que nace en medio de la oscura noche de la adversidad.


Por tanto, no tema a la aflicción o a la adversidad.


Nick Vijicic es un predicador evangélico que nació en 1982, en Australia.


Para sorpresa de todos, nació sin extremidades y desde el principio su vida fue muy complicada.

A la edad de 17 años intentó suicidarse porque decía que era un saco de problemas que no tenía ningún valor.


Al no tener piernas y brazos se sentía sumamente inferior y pensaba que era un “error” del Creador.


Un día escuchó el Evangelio en una cruzada evangelística y se sintió conmovido.


Ese día, cuando el predicador hizo la invitación, él entregó su vida a Cristo.


Sin embargo, la depresión y la amargura no se fueron de inmediato.


Todavía luchaba con un complejo de inferioridad y tenía pensamientos suicidas.


Un día, sintió que no podía más y pensó:

“Es mejor morir. Ya que todo está en mi contra, ¿Qué sentido tiene vivir?”.


En ese momento, la voz de Dios vino a él:


“¿Acaso Cristo se quitó la vida cuando lo traicionaron? ¿Por qué piensas en la muerte cuando es tiempo de vivir?”

Fue en ese instante que su corazón fue transformado y reflexionó:

“En el momento de mayor frustración y desesperanza, Jesús dijo que Él era la resurrección, jamás pensó en quitarse la vida”.


“Ya que le he recibido como mi Salvador, tengo la esperanza de la resurrección. Tengo la resurrección de Jesús en mi corazón”.


A partir de ese día experimentó una asombrosa transformación en su mentalidad.


Jesucristo le dio la fortaleza para vivir con esperanza y entusiasmo.


Más tarde, llegó a convertirse un gran predicador que viaja por todo el mundo y ya no siente más pena por él mismo al no tener ni brazos ni piernas, porque ahora dice que no es un error de Dios sino una bella creación de su Salvador.

En su libro “Una vida sin límites”, él dijo:


“Es cierto que hay problemas. Puede que haya pobreza, desilusión, fracaso, enfermedad, pero hay esperanza en medio de la desesperanza”.


“La esperanza florece cuando uno recibe a Jesús. Él es la flor de la esperanza. Usted puede ser cambiado en otra persona por la gracia de Jesucristo”.


Nick se aferró a la esperanza y terminó venciendo la incapacidad y la depresión.


Hoy en día goza de una vida plena, con su esposa y su hijo, y se dedica a sembrar la flor del evangelio de Cristo en esta generación.


El apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 4:17 lo siguiente:


“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.


Es cierto. El sufrimiento es real. Pero no debemos olvidar que es temporal.

Con la gracia de Dios podemos superarlo.


Si mantenemos una mentalidad celestial, la cual emana de la Palabra de Dios, podremos ascender en medio del caos y la desesperación.

Cada vez que usted se sienta frustrado por la aflicción, confíe en el poder y la misericordia de Jesucristo, y mantenga la esperanza.


No permita que ella se extinga.


Recuerde las palabras del salmista, quien decía que su esperanza estaba en el Señor.


En el Salmo 91:1-2, él escribió:

1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.


2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré”.


Esta es la mentalidad que debemos tener.


Jesucristo es nuestra gran esperanza.


Por más que atravesemos un momento de dolor o de crisis, un poco de esperanza hace la diferencia entre la vida y la muerte.

José, el hijo de Jacob, se vio involucrado en una circunstancia desalentadora, pero Dios había sembrado esperanza en la vida de José por medio de dos sueños.


José pensó:


“A pesar de todo lo que pueda suceder en mi vida, ciertamente, la esperanza dará su fruto algún día”.

Es por eso que no se frustró, más bien, contempló la esperanza.


No se rindió, ni tampoco retrocedió.


De la misma manera, no retroceda, sino avance junto al Señor que lo guiará de la desesperanza a la esperanza.

Si permanece hasta el final, Dios le otorga la corona de una vida abundante y bendecida.


Por tanto, esté firme, lo mejor está llegando ya, desde el momento en el que decide creer la Palabra de Dios y opta por la esperanza.


He comprendido que Dios nos ha llamado a vivir una vida ascendente.


Debemos pasar del pensamiento terrenal, marcado por la desesperanza y el fracaso, a la mentalidad celestial, que es la mentalidad de esperanza, vida y bendición.


Por eso, lo invito el día de hoy a que se sume a los miles que están teniendo la experiencia de “Ascender” y están llenándose de la Palabra de Dios.





 
 
 

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1 Comment


gudino2697
Jul 14, 2020

Amén 🙏🏻

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