Tu Palabra es mi luz en la vida

Salmo 119:105

Lámpara es a mis pies tu palabra,

Y lumbrera a mi camino.

¿Alguna vez se ha sentido sin saber a dónde ir, perdido en medio del camino, sin dirección? Esto es algo que a todos nos ha llegado a suceder. Y quizá nos seguirá sucediendo en el futuro.

Cuando nos sentimos perdidos, si no logramos encontrar el camino correcto, es muy probable que tomemos decisiones que perjudiquen nuestra vida y nuestro porvenir. Por eso, es tan importante que tengamos una luz, una guía para nuestro diario vivir.

Dios es tan bueno y misericordioso que nos ha dado una luz para guiar nuestros pasos en esta tierra. ¿Cuál es esa luz? Se trata de su Palabra, que es la Biblia. La Escrituras tienen el poder no solo de transformar nuestras mentes y proteger nuestros corazones, sino también de guiarnos y llevarnos por el camino correcto.

Puede que el día de hoy usted se encuentre en medio de un problema familiar muy complejo y doloroso, o en problemas y carencias económicas; también puede que esté lidiando con una enfermedad terrible que lo ha desgastado. También sé que hay personas que se sienten solas y menospreciadas, y batallan con la depresión.

Sin importar qué clase de persona seamos y el problemas que podamos estar enfrentando, la Palabra de Dios tiene una respuesta para nosotros. Dios sigue hablando a los hombres por medio de la Biblia, cuando ellos inclinan sus corazones para escuchar sus consejos.

Proverbios 4:20-22 dice así: “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”.

De este pasaje podemos aprender que Dios sigue hablando a los corazones de las personas. No siempre lo hace por medio de eventos extraordinarios en los cuales una luz baja del cielo o un terremoto sacude la tierra. Dios habla más a menudo por medio de su Palabra. Pero para poder escucharlo, como dice este pasaje, tenemos que estar atentos, sin distracciones.

Lo cierto es que la mayor interferencia y la más terrible distracción que enfrentamos en esta vida, que nos impide escuchar al Señor, es el pecado. El desobedecer a Dios representa un ruido en la comunicación con Él. Por eso, si alguien espera escuchar a Dios hablando en su Palabra, primero tiene que arrepentirse del pecado y tiene que volverse a Dios. Solo entonces, estará en condiciones de atender a la voz de Dios.

Además, el pasaje de Proverbios 4:20-22 dice que, cuando las palabras de Dios son halladas, lo cual se refiere a recibirlas, creerlas y entender su verdadero significado, las mismas se vuelven vida abundante y medicina para el diario vivir. Es decir, cuando la Palabra llena nuestro corazón, la vida abundante de Dios fluirá en nosotros.

El Salmo 119:105 dice lo siguiente: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Así como tener una linterna que ilumina nuestro sendero en medio de la oscuridad de la noche, la Palabra de Dios tiene el poder de iluminar nuestros pasos y llevarnos por el camino correcto.

Cuando hay oscuridad, también hay incertidumbre; y donde gobiernan las tinieblas, también hay tropiezos. ¿Cómo podrá el hombre evitar la oscuridad y las tinieblas? Esto no puede hacerse a través de la sabiduría humana, las riquezas, el poder o los medios humanos. Solo Dios puede ayudarnos en una situación como esta y solo Él puede guiarnos por la senda correcta.

Debemos saber que Dios no es renuente a llevarnos por el mejor camino. Todo lo contrario. Dios se deleita en guiar a los suyos por el camino correcto. Por eso, si usted se lo pide, Él obrará y le dirigirá hacia los mejores lugares.

El Salmo 16:11 resalta esta verdad: “Me mostrarás la senda de la vida”. ¿Acaso no puede ver al Dios bueno, que quiere guiar sus pasos? No estamos obligados a vivir sin rumbo y sin dirección en este mundo; no debemos vivir perdidos, errantes, sin saber a dónde ir. Dios puede mostrarnos la senda de la vida. Solo tenemos que inclinar el corazón a Él, arrepentirnos de nuestras faltas y, con humildad, depender de su gracia.

Si usted necesita su sabiduría y su ayuda en cualquier situación, pídale en este momento que le muestre el camino. Asegúrese de que no ha dejado lugar al pecado en su corazón y luego, humíllese ante Él con un corazón sincero. Dios se deleita en guiar a su pueblo y mostrarles la senda de la vida.