Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre (Salmo 29:10).
Así como podemos ver tormentas y tempestades en la naturaleza, también los seres humanos llegan a enfrentar problemas y dificultades que azotan sus vidas. Debemos tener una actitud correcta a fin de superar la adversidad que se nos presenta. Cuando usted tiene la actitud correcta, aquella tempestad será cambiada en la más grande bendición que pueda experimentar.
A partir de hoy, compartiré con ustedes una serie de mensajes, titulada: “Cómo superar las tormentas de la vida”. Acompáñeme esta semana y juntos descubramos cómo Dios está con nosotros en medio de toda adversidad.
Cuando una tormenta nos azota, llegamos a preguntarnos si es el fin. A veces llegamos a confesar “todo está perdido”. Sin embargo, debemos edificar una actitud correcta si queremos salir bien librados. ¿Cuál es esa actitud? Se trata de una actitud de confianza.
Entonces ¿cómo podemos tener tal actitud frente a los problemas y obtener la victoria? Presento tres pasos que debemos dar con la finalidad de tener una actitud de confianza.
Primero, tenemos que comprender que Dios está sobre todas las cosas y que nunca nos abandona ni nos deja. Dios, quien nos ha llamado a ser su pueblo por medio de su Hijo Jesucristo, no nos dejará. Dios nunca se retracta. Si usted es un hijo de Dios, entonces él cuidará de usted en todo momento, en las buenas y en las malas.
Segundo, dice la Biblia en 1 Corintios 10:13 que: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Esto significa que las pruebas que usted está atravesando son las pruebas que puede soportar. Dios nunca pone sobre nosotros algo que no podemos llevar. Aquí podemos ver la fidelidad de Dios.
Por último, debemos ser pacientes. Mucha gente que enfrenta pruebas no sabe que han sido ordenadas por Dios y que él los está capacitando y preparando para cosas mejores. La prueba es la escuela de Dios para usted. Acepte la prueba y la tribulación y crezca. Ese es el propósito de Dios al enviarla, así como limpiar su vida del pecado y la arrogancia.
Lo invito a meditar en lo anterior. Dios nunca permite una prueba sin ninguna razón. Desarrolle esa actitud de confianza pues Dios es quien está sobre toda adversidad y la gobierna. Dios no lo ha abandonado.
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