"Y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.." (Josué 4:7)
Se dice que el pastor George Müller recibió más de 50 mil respuestas a la oración. Ciertamente, Müller fue un hombre bendecido pues pudo contemplar la mano de Dios al depender por completo de Él.
A lo largo de su vida adulta construyó y sostuvo 5 orfanatos en donde albergó cerca de 3500 huérfanos. Estableció 3 escuelas que ofrecían educación básica y media. Además, envió misioneros por todo Europa.
Lo asombroso de todo esto es que él no tenía un sueldo ni el apoyo de ninguna organización. Toda esta obra, Müller la atribuyó únicamente al poder y milagros de Dios que vinieron como respuesta a la oración.
Nosotros, como hombres y mujeres de Dios en esta tierra, también podemos ver esta clase de milagros y maravillas en nuestras vidas. Debemos recordar que los milagros son una muestra de la misericordia y la gracia de Dios.
George Müller decía: “Mantén muy viva tu expectativa en la grandeza de Dios y en su poder para hacer milagros, y recibirás grandes cosas. La capacidad de Dios no tiene límites”.
Y dijo en una ocasión: “Oh, ¡cuán bueno, amable, elegante y condescendiente es Aquel con quien tenemos que tratar y a quien llevamos todas nuestras necesidades¡ ¡Él me ha ofrecido, sin yo merecerlo, muchísimo más de lo que pedía o entendía¡”
Este hombre que vio el poder de Dios en su vida, la gracia y el sustento divino, no tenía un sueldo ni la ayuda de ninguna organización externa. De la misma manera, nosotros, el día de hoy, podemos escribir una historia de milagros, de gracia y de misericordia de Dios si tan solo nos disponemos a depender de Dios en cada aspecto de nuestra vida.
Aun hoy, Dios quiere sorprendernos con milagros y favores provenientes de su gracia. No debemos vivir como si los milagros fueran una fantasía o una teoría. Dios obra en medio de nosotros, en la actualidad.
El Salmo 40:5 declara lo siguiente: “Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados”.
Las maravillas y los milagros de Dios nunca decrecen. Siempre van en aumento. Esto que resaltó el salmista se refiere a que Dios no deja de realizar grandes obras y hazañas en la vida de sus hijos, cuando creemos Su Palabra y le obedecemos.
Además, él mismo señala que los pensamientos de Dios han aumentado para con nosotros. Pero, ¿qué clase de pensamientos tiene Dios al respecto de sus hijos?
Jeremías 29:11 responde a esta pregunta: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Los pensamientos de Dios son pensamientos de bendición, de paz, de bienestar. Nunca de calamidad o destrucción.
De manera que el día de hoy, usted puede esperar un milagro o un favor debido a la misericordia y gracia de Dios. No vivamos vidas pobres del poder de Dios o en bancarrota espiritual. Dios obra. Dios visita. Dios salva, aun hoy.
De acuerdo con la Biblia, los israelitas, que fueron comandados por Josué, encontraron su camino a la tierra prometida bloqueado por el rio Jordán. En Josué 3:15-16 leemos lo siguiente:
“15 cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), 16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó”.
En la Biblia, los mares, los ríos y las aguas, por lo general se refieren a la tribulación, a la aflicción o al pecado. Una referencia de esto es el Salmo 32:8 que dice: “Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él”.
A pesar de que el camino de Israel estaba bloqueado por el río de la aflicción y la amargura, Dios realizó un asombroso milagro al separar las aguas para que su pueblo cruzara en seco.
Este mismo milagro puede suceder en nuestras vidas el día de hoy. Si estamos frente al mar de la aflicción o frente a las aguas de la muerte, Dios nos invita a ver su poder mientras nos humillamos delante de Él y le rendimos nuestra vida.
Luego de que Israel experimentara semejante milagro, Josué hizo sacar doce piedras de en medio del Jordán por mandato de Dios, las cuales simbolizan las doce tribus de Israel.
Después, con aquellas piezas sacadas de en medio del milagro que Dios había hecho, levantaron un monumento al poder, a los milagros y a gracia de Dios. Este era un altar de doce piedras y tenía un propósito muy específico. ¿Cuál era?
Josué 4:5-7 dice así: “5 Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, 6 para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? 7 les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre”.
Dios, con el monumento levantado con doce piedras, quería que su pueblo nunca olvidara que Él hace milagros. Dios no quiere que su pueblo lleve una vida seca y desértica, sin ver su poder.
Él dejó un recordatorio de que es un Dios de milagros. Él quiere que creamos que los milagros aun suceden en nuestras vidas. Por lo tanto, tengamos una mente de milagros. Pues quien tiene la presencia de Dios en su vida, también verá los milagros de Dios suceder en su entorno. Como resultado, una asombrosa historia se escribe y podemos glorificar a Dios.
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