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La Palabra que fortalece nuestra vida

Foto del escritor: Marlon CoronaMarlon Corona

Actualizado: 6 nov 2019

"El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."(Mateo 4:4)

En la actualidad, por todas partes, encontramos gente que se siente frustrada, cansada y desanimada. Son muchos los que han perdido las fuerzas para continuar y se han dado por vencidos. Sin embargo, ¿a qué se debe todo esto? La razón del sentimiento de fracaso y la falta de ánimo que se respira en el mundo actual se debe en gran parte a que ignoramos que el hombre no vive solo de pan, sino que necesita el alimento espiritual para poder hacerle frente a las circunstancias que aparecen en su camino.

El Dios que nos fortalece

Un maestro de jóvenes en la iglesia, queriendo dar una lección a su grupo sobre apoyar la fe en Dios y buscar fortalecerse en Él, levantó un vaso de agua durante la clase. Todos esperaban la típica pregunta: “¿Está medio lleno o medio vacío?” Sin embargo, sorprendió a todos al preguntar: “¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?” Los jóvenes comenzaron a pensar.

Las respuestas variaban entre los 200 y los 250 gramos. El maestro prosiguió diciendo: “El peso de este vaso no es lo que realmente importa. Lo más importante es cuánto tiempo lo sostengo”. “Si lo sostengo por un minuto, eso no me ocasionará ningún problema. Si lo sostengo durante una hora, me dolerá el brazo. Pero si lo sostengo por un día, mi brazo se entumecerá y se paralizará”.

El maestro continuó diciendo: “Jóvenes, el peso del vaso no cambia, pero cuanto más lo sujeto, más pesado, más desgastante y más difícil de soportar se vuelve. Lo mismo sucede con las preocupaciones y las pruebas de esta vida. Si pensamos en ellas un momento, no pasa nada. Si pensamos un poco más en ellas, comenzarán a pesarnos. Pero si ellas llenan nuestra mente durante todo el día, acabaremos sintiéndonos paralizados, incapaces de hacer algo”.

La mayor parte del tiempo, la razón por la que nos desanimamos, nos debilitamos y nos frustramos, es porque nuestra mente está enfocada en los porblemas antes que en Dios.

Cuando los problemas de esta vida llenan nuestra mente, nos debilitamos y caemos en la ansiedad. Sin embargo, cuando nos llenamos de la Palabra de Dios y oramos con pasión, Dios nos da el galardón de una fe fuerte y firme que enfrenta con éxito las adversidades de la vida.

La Biblia nos declara que la voluntad de Dios no es el desánimo, la depresión o la frustración. Él desea que su pueblo viva con vitalidad, felicidad y entusiasmo. El Salmo 92:12-13 dice: “12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán”.

Además, el profeta Isaías dijo: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31).

¿Qué significa lo anterior? Que si permanecemos cerca del Señor, floreceremos y nos fortaleceremos más y más. Tendremos firmeza emocional, mental y espiritual así como es firme un cedro. Y Dios nos bendecirá con la resistencia de una palmera que, aunque soplen fuertes vientos, no nos romperemos.

La voluntad de Dios es fortalecer a su pueblo, darle vida y esperanza. Además, Dios nos da nuevas fuerzas y nos ayuda en medio de las tribulaciones y problemas de esta vida y nos lleva a la superación del fracaso.

Es importante que tengamos algo en claro: Una vida cristiana fuerte y una fe fuerte, nunca son el resultado de la casualidad o el destino, sino que vienen como resultado de nuestra relación con Dios.

¿Cómo podemos convertirnos en tales personas, fuertes interiormente? Para que no nos debilitemos y desmayemos, debemos alimentarnos espiritualmente. Y ¿en dónde está ese alimento espiritual que nos fortalece? Se encuentra solamente en la Palabra de Dios, que es la Biblia.

El Señor Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). El salmista le dijo a Dios: “Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza” (Salmo 119:116).

Tendemos a alimentar el cuerpo, le damos tres comidas al día, lo ejercitamos, lo aseamos. Atendemos nuestro intelecto, estudiamos, aprendemos cosas. Pero, ¿en qué momento alimentamos el espíritu? El alimento que fortalece la vida interior es la Palabra de Dios.

De modo que aquella persona que quiera ser un creyente fuerte y estable, que no sucumbe frente a las negativas de la vida, primero tiene que alimentarse de la Palabra de Dios. Solo en la Palabra encontramos la fortaleza para vivir.

En nuestra vida devocional privada, debemos incluir la meditación en la Palabra de Dios. Es decir, debemos dedicar tiempo a pensar en ella, reflexionarla, meditar en cómo podemos aplicarla a nuestra vida personal.

Así como un niño necesita alimentarse para crecer sano y un adulto necesita el alimento diario para tener fuerzas, también en la vida cristiana necesitamos el alimento de la Palabra. Entonces, ¿cómo nos fortalece la Palabra de Dios?

Primero, la Palabra nos fortalece porque Dios nos habla por medio de ella. Dios no es un Dios que está en silencio, mudo, sin comunicarse con su pueblo. Él se revela a sí mismo a través de las páginas de la Biblia.

La verdad es que no podemos conocer a Dios a través del mundo de los sentidos. Es decir, no podemos tocarlo, olerlo o verlo. Sin embargo, por medio de su Palabra podemos contemplarlo y conocerlo.

Cuando oramos, nosotros le hablamos a Dios. Cuando leemos la Biblia, es Dios hablándonos a nosotros. Y cuando escuchamos la voz de Dios en su Palabra, la fortaleza, el gozo y la paz se instalan en nuestro corazón.

Segundo, la Palabra nos fortalece porque Dios nos da una nueva perspectiva de las cosas y de la vida en general. Nuestra visión espiritual es renovada cuando leemos la Palabra de Dios.

Comenzamos a ver la vida con nuevos ojos. Descubrimos el verdadero significado de las cosas y dejamos de afanarnos pues sabemos que Dios tiene el control y las cosas de esta vida son temporales.

El Señor Jesús dijo: “31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

Tercero, la Palabra nos fortalece porque nos guía y nos da esperanza. Como cristianos, no estamos viviendo una vida al azar o guiada por la suerte. Nuestra vida está en manos de Dios y Él rige nuestra historia. Al leer la Biblia podemos darnos cuenta de esto. “Yo soy tu Dios que te sostiene de tu mano derecha” (Isaías 41:13).

Alimentemos nuestro ser interior con la Palabra de Dios. Dejemos que ella sea nuestra fortaleza diariamente.

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