En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas (Daniel 10:2).
El Señor Jesús habló enfáticamente sobre tres cosas que deben hacer los cristianos. El Señor asumió que aquellos que son verdaderamente sus discípulos deben tener estas tres prácticas en sus vidas personales.
En primer lugar, el Señor dijo que debemos ser caritativos y debemos compartir de lo que tenemos. Mateo 6:2 dice: “…”. Lo primero es que debemos llevar vidas de servicio y bendición a otros. Debemos atendernos del necesitado y debemos estar atentos para servir donde se nos permita.
En segundo lugar, el Señor dijo que debíamos orar y tener una vida de devoción a Dios. En Mateo 6:6 dice: “…”. Esto refleja que, como discípulos del Señor, debemos apartar tiempos para estar ante Dios y buscarle de todo corazón.
Sin embargo, una tercera cosa que el Señor mencionó y en la cual hizo un gran énfasis fue en el ayuno. Él dijo que de la manera en la que debemos servir y de la manera en la que debemos orar, es también la manera en la que debemos ayunar. En Mateo 6:16-18 dice: “…”.
El ayuno no debe ser algo de lo que nos jactamos o que presumimos a otras personas. Es más, entre menos sepan los demás que estamos ayunando, eso será mejor. Porque el ayuno es algo entre Dios y nosotros.
Cuando ayunamos con sinceridad y llevamos a cabo una vida humilde ante el Señor, quebrantados y arrepentidos de nuestros pecados, entonces Él promete que recibiremos una recompensa. ¿Cuál es la recompensa que recibimos? Se refiere a las respuestas, milagros y favores que Dios manifiesta en nuestra vida.
Como ustedes saben, durante esta semana, aquí en nuestra iglesia, estaremos ayunando. Hemos propuesto ayunar durante 7 días con la finalidad de buscar el rostro de Dios. Sin embargo, tenemos que aprender cuál es el ayuno del Señor. Tenemos que aprender cómo ayunar y cuál debe ser nuestra actitud. Por eso, durante esta semana estaré enseñando sobre el ayuno del Señor.
Ayunar no significa únicamente dejar de comer. Si así fuera, todos los que hacen dieta o los que se malpasan por el trabajo o los que dejan de comer porque están deprimidos, todos ellos serían personas muy espirituales. Dejar de comer no es ayunar, aunque en el ayuno, a veces, dejamos de comer sea total o parcialmente.
El ayuno tiene que ver más con mi actitud y mi corazón que con las cosas que dejo de comer. Sí, el ayuno nos lleva a dejar de comer o a comer menos. Pero tiene que ver más con mi corazón. Ayunar es hacer una interrupción en nuestras actividades. Es hacer una pausa para reflexionar en nuestros caminos y para arrepentirnos ante Dios.
En síntesis ayunar es tener la actitud de examinarme con la Palabra de Dios. Es interrumpir lo que estoy haciendo y meditar en el Señor. Por eso, todos debemos ayunar. Una de las personas que más nos enseña sobre el ayuno es el profeta Daniel. Veamos juntos qué significa el ayuno en nuestra vida cristiana mirando el ejemplo de Daniel. En Daniel 3:2-3 leemos lo siguiente: “…”.
Daniel sintió una profunda aflicción en su alma. El profeta vivió en los tiempos en que Israel estaba cautivo en Babilonia. Eran tiempos de opresión para el pueblo de Israel. Daniel, al ver esto, sintió una profunda aflicción. El pueblo había caído en el conformismo del pecado y habían comenzado a amoldarse a la cultura.
Por eso, Daniel se sintió profundamente afligido. Era como si él dijera: “No, nosotros no somos de esta tierra. Nuestro hogar no este. Estos no son nuestros dioses”. Pero el pueblo estaba perdido y extraviado. Ese pesar, estuvo primero en Dios. El Señor se duele cuando su pueblo va por el camino del pecado y la rebeldía. Dios se duele por su pueblo. Y siempre, Dios busca a alguien en quién pueda poner su carga. Alguien a quien le pueda confiar la misión.
Al profeta Isaías le dijo el Señor: “…” (Isaías 6:8). Al profeta Ezequiel le dijo: “…” (Ezequiel 22:30). Dios busca personas en las cuales pueda poner su carga para que tales personas sean movidas a la oración, a la intercesión, al ayuno. Por eso, es necesario hacer una interrupción en nuestras vidas y disponer nuestro corazón a escuchar la voz de Dios.
Si siempre estamos ajetreados, siempre distraídos, siempre bailando y haciendo fiesta, ¿en qué momento escucharemos la voz de Dios y sentiremos su carga por el hombre? Dios quiere darnos su sentir. Quiere que nos movamos a orar por nuestro vecino, nuestro amigo, aquella familia que está en crisis. Pero esto se logra solo cuando estamos dispuestos a escuchar la voz de Dios.
El primer paso que quiero que demos el día de hoy como iglesia es el de comprender que el ayuno es hacer un alto, reflexionar, arrepentirnos y mirar a Dios. Pidámosle que nos dé su sentir, que hable a nuestras vidas, que nos diga hacia dónde quiere que nuestras vidas se dirijan. Para ayunar, tenemos que ser como Daniel. Hay que afligirnos por lo que aflige a Dios.
Haga esta oración conmigo.
Amado Señor, a veces caemos en el ajetreo de la vida. Nos volvemos individualistas y egoístas, y perdemos el enfoque de la vida cristiana. Incluso, en ocasiones nos encontramos llevando un formalismo y una religión estéril. Sin embargo, hoy presentamos nuestras vidas delante de ti. Señor, despiértanos. Despiértanos a ser un pueblo que sabe humillarse delante de ti. Háblanos y danos oídos para escuchar tu voz.
Hoy estamos haciendo esa interrupción en nuestra vida. Estamos haciendo un alto para reflexionar en tus caminos. Abre nuestros ojos te lo pedimos. Señor, perdona nuestros pecados y nuestras ofensas, que son grandes. Perdona nuestro orgullo, nuestra obstinación, la dureza de nuestro corazón. Y haznos volver a ti.
Danos tu sentir, danos tu carga. Llévanos a sentir la aflicción por los que se pierden, por los que no te conocen y por los que viven lejos de ti. Usa nuestras vidas para predicar y llevar el evangelio a los que nos rodean. Señor, aquí estamos y en ti esperamos. Ten misericordia de nosotros. En el nombre de Jesús. Amén y amén.
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Pastor Marlon. ¿Puede hacer ayuno cualquier persona? Me refiero a la gente no salva. Alguien que no es salvo.